La Maga
Salí temprano por la madrugada. En punto de las seis. Me apoyé en un bastón de ciprés de los que suelo encontrar en el bosque y caminé despacio hacia el mar, como siempre hago, a paso muy lento.
Hallé a
-'Hola, Maga.'
-'Hola'- respondió, como siempre sin mirarme y continuó quemando...
La vi quemar runas, maderas talladas, talismanes, hierbas secas, gemas, cristales que desaparecían, cartas de mancia gastadas, péndulos de bronce y obsidiana nevada.
-'¿Cómo está ella?'- Pregunté, sabiendo la respuesta.
-'¿Te presto mis ojos?' Mira y juzga por ti misma.
Vi a su alma afín, apagándose. Igual que el alma de
-'No necesito ya nada de esto'- Repetía mientras quemaba sus pertenencias.
-'Lo sé. Ni siquiera el Pentagrámmaton. Sé que no te moverías y aún sin tus artes mágicas, tu Espíritu igual sabría de ella. ¿Dime, Maga, cuándo la reencontrarás? ¿Cuándo ella te reconocerá a ti?'
-'Pasará esta vida, y el “tiempo” entre-vidas. En la próxima Reencarnación, será.'
- 'Maga, tú y ella son una sola Alma... ¿por qué no la buscas ahora?... ¿por qué esperar tanto?'
-'No. Eso lo sé sólo yo. Ella no lo sabe. Ignora casi todo, menos su silencio. Ella sólo puede mitigarse de a poco como el fuego. Como se consumen las cosas, calladamente.'
-'Voy hasta el mar, Maga. Te veo mañana.'
No me respondió. Se estaba despojando de su ropa, luego se desprendió de su cuerpo físico y hasta desaparecer ella misma. Sólo quedaba la fronda quemada.
Era la mujer más hermosa que conocí. Muy hermosa. Su luz era inextinguiblemente bella.
...Nunca supo quién era yo. Enderecé muda y lenta, los pasos hacia el mar. La espera iba a ser larga...