Imaginen este futuro. Dos chicas besándose en un bar y de pronto, un mozo de mal talante que las interpela: “Aquí no vengan a armar escándalo” Una de ellas, mirándolo de arriba abajo, muy tranquila, responde: “-Señor, es mi esposa”.
Así cambian las cosas. No habrá policías que puedan separar a una pareja de gays en una parque: “-Agente, más respeto, somos esposos”.
Los discriminadores tendrán que aprender a convivir. La ley no sólo repara desigualdades jurídicas. La ley viene a abolir desigualdades sociales.
El papá o la mamá homófobos, por ejemplo, lo pensarán dos veces antes de echar a su hijo o hija a la calle… no sea que se case ¿verdad?. Porque antes su hijo o hija eran unos menesterosos jurídicos, pero ahora tienen derecho.
Al respeto, por ejemplo.
Con deleite y fruición, pienso en todos los “naranjitas”, “pastores” y “párrocos” que tendrán que asimilar que perdieron. Per-die-ron. Y gozo de su tremenda derrota con un placer inconmensurable. Tendrán que enrollarse la lengua y guardarla donde mejor les quepa. Morderse de bronca en silencio y aguantar.
Como aquella extraviada homófoba, xenófoba y racista que ingresaba a este Blog sólo para insultar.
Paciencia “Romina” y a joderse.
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on 25 de julio de 2010
at 14:26
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