Se promulgó la Ley de Matrimonio Igualitario y estuvimos allí. Putos, tortas, travestis, transexuales, intersex. La bandera del arcoiris militante en la Casa de Gobierno. ¿Alguien lo hubiera imaginado?
Hasta los Jefes de Seguridad, escoltas y policía, nos saludaban con amabilidad y nos acercaban asientos. Una nueva Argentina, impensada, se instaló con nosotras y nosotros.
Como dijo Cristina –hermosa y feliz- no sé cómo pudo haberse sentido Evita cuando se sancionó la Ley de voto igualitario, pero debe haber sucedido algo parecido: ese clamor de brazos y banderas, de aplausos de los “ofendidos y humillados” –como decía Dostoievski– que nunca eran convidados a nada, más que a cerrar la boca e invisibilizarse.
Conmovía ver a las travestis, fotografiarse con el apuesto Filmus. Néstor vivado por los “Putos Peronistas”, las Madres y Abuelas, enaltecidas, como siempre y Pepe Cibrián, junto con otros artistas populares, abrazándose a la Presidente.
Los putos pisamos el magno recinto dorado de la Casa de Gobierno. Ambrosía de miel en nuestros labios.
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on 22 de julio de 2010
at 9:47
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