Una clara señal de evolución social hacia la comprensión de la diversidad sexual, sería reemplazar el famoso “¿Tenés novio?” por “¿Tenés novio o novia?”. O mejor…"¿Tenés pareja?”
Filosa y molesta como ninguna, la pregunta de padres ansiosos, tías lejanas, familiares aledaños y compañeros de trabajo, provoca una inevitable incomodidad en las adolescentes secretamente atraídas, casi siempre, por su mejor amiga.
El "¿tenés novio/a?" empuja a muchas mujeres lesbianas y gays que no han centrado con firmeza su identidad, a cometer errores previsibles, como el matrimonio 'forzado' (forzadamente destinado al fracaso).
O tal vez, si vivís en un pueblo o ciudad pequeña, te ahoga el silencio autoimpuesto, la soledad y el alejamiento de los grupos sociales que van por otros intereses. Te preguntan: “¿Con quién querés bailar en la fiesta de fin de curso?”. No sabés cómo responder. ¿Hay lugar para vos, que sentís distinto? De a poco y resignada, vas dejando cosas por el camino. Te convertís en una chica tímida y callada, empezando el temor a restarte las palabras.
Intuyo lo frustrante, lo esquivo, las mil y una inventivas a las que recurrís para evitar la respuesta: -"No, todavía no... no encontré la 'persona especial’' (y remarcás lo de 'persona', así, sin dejar deslizar su género ni sexo).
Les sucede también a las mujeres separadas o aquellas de mediana edad y que ya pasaron los treinta o cuarenta en soltería...
¿Vale la pena ocultar que esperás a la 'mujer de tu vida'? ¿Que no será nunca 'novio' sino 'novia'?
¿Que ocurriría si soltás una respuesta distinta a la esperada?
-“¿Tenés novio?”... ¿Cómo pensás sobrevivir a esta pregunta?
