Expresamos desde aquí, nuestra repulsa contra la manipulación del Vaticano y pedimos a la Iglesia Católica, se abstenga de dar lecciones de ‘moralidad’ cuando ha sido incapaz de firmar la Declaración Universal de Derechos Humanos, entre otras convenciones importantísimas para la convivencia humana.
Debe conocer la ciudadanía y los legisladores temerosos del clero, que la Iglesia se negó vergonzosamente a firmar convenciones internacionales que condenan el genocidio, los crímenes de guerra, la supresión de la esclavitud y las que amparan la protección de los pueblos indígenas y los derechos de los trabajadores.
Hoy, es la misma Iglesia que se opone al matrimonio entre Personas del mismo Sexo, como antes se opuso al matrimonio interreligioso, interracial, el divorcio y el voto femenino.
No es la primera vez que el Vaticano insta a ir contra la protección jurídica de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales. Ya trabajó, por ejemplo, para que en 2009 la ONU no aprobara una instancia contra la pena de muerte por motivos de orientación sexual y de género.
La Igualdad Jurídica de los ciudadanos y nuestros derechos civiles y humanos no debe supeditarse ni suprimirse por ninguna superstición, credo o religión.